Los objetos de hierro son muy versátiles, resistentes al desgaste y duraderos, sin embargo, el óxido puede ser un verdadero problema y deteriorarlos de modo irreversible. Por eso, es importante saber cómo quitar el óxido del hierro.
Para ello necesitas lo siguiente: una esponja abrasiva suave, bicarbonato de sodio, limón, vinagre blanco y alcohol isopropílico.
Lo primero que debes hacer es humedecer la esponja abrasiva con agua y frotar la superficie oxidada. Si no hay resultados obvios, mezcla una cucharada de bicarbonato de sodio con dos cucharadas de agua y frota con la esponja esta preparación. El bicarbonato de sodio ayuda a eliminar el óxido porque es un agente limpiador natural.
Otra solución casera para quitar el óxido del hierro es usar jugo de limón. Corta un limón por la mitad, exprímele el jugo y moja la parte oxidada con él. Después, deja actuar el jugo de limón durante unos minutos antes de frotar con una esponja.
También recomendamos usar vinagre blanco para eliminar el óxido del hierro, pues contiene ácido acético que actúa como desincrustante. Mezcla medio vaso de vinagre blanco con un litro de agua caliente y sumerge el hierro oxidado durante 15 minutos.
Finalmente, si todas las anteriores soluciones no han surtido efecto, prueba con alcohol isopropílico, un potente solvente orgánico. Rellena un recipiente con alcohol isopropílico y sumerge el hierro oxidado durante una hora. Después, sécalo con una toalla limpia y frota con una esponja.
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